Sientes como fluye el tiempo,
hundiéndote en la fila de viento
bajo los escombros de tu antiguo yo.
Pienso que tú puedes, siempre puedes,
siempre has podido venir a verme.
Pero el frío a veces puede ser desolador
en tu calle de espléndido señor:
no sientes como todos nosotros,
no sientes amor viajando por tus venas,
eres vapor flotando por tus penas.
Por qué no pude jamás hacerte ver.
Seguimos siendo cantos náufragos
en el fin de tu ser:
guías como flores
para el jardín del corazón de red.
¿Has visto la estructura de un alma influenciada por el amor?
Parece el pésimo día del estupor
en que brillan las diosas de los cielos,
la razón por la cuál luchan los guerreros.
Algo tan lógico no es analógico.
Por encima de la luz de pascuas,
somos presas en ascuas:
adquirimos el encanto de probar nuestro sabor
de luz vieja...
Impartimos jueces para nuestro encantamiento,
para el enfrentamiento
de almas y piel
de brisas de hiel.
Dame un beso seco,
un sentimiento resguardado,
un momento terco:
recuérdame cada vez que estés a mi lado
y cada vez que te hayas alejado.
¿Crees en el amor por siempre?
Es como las sílabas de las plantas:
ellas hipnotizan,
nos especializan,
es algo realmente hermoso cómo nos purifican;
cómo sus carcajadas en una experiencia se graban,
cómo se cristalizan
dando paso a la vida
con su exhalación excitada.
Somos como sus extremidades moviéndose
al ritmo del ruido crujiente de la respiración.
Vemos el inicio perfecto reestructurándose
como las cartas que alguien esparce en cada constelación:
así tan bellos, así tan expectantes,
así como el universo fantástico en la pupila de dos amantes...
Si no puedes explicar por qué existes tú ahora.
Las llaves siempre van por las luces,
los niños fluorescentes enhebran
con sus flechas, los lazos que cuecen los corazones
cuando el día se convierte en el sueño que quieres ver
y la gracia asciende libremente por tu pecho.
Tu percepción explota,
magníficamente
eres engullido en plena flota
del archipiélago estridente
que congela tu rabia,
derritiendo tu inconsciente.
Ama ese hermoso instante
del que ya no podrías volver.
Ama el agua que cae por tu rostro
cuando él ame profundamente.
Cuando éste ame;
¿podrías volver?
Cuando éste ame, después;
¿podrías volver a tu ser?
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