...Pero... no es más que
dulzura al deslizarse de las sabanas cada mañana decodificando un “nuevo despertar”
templado en la siempre constancia de pertenecer a un sitio; un recuerdo duradero
como aquello de lo que no se quiere desprender… Hay una cita de caducidad en la
sala de los delfines galácticos; un
enjambre ocasional parecido a destellos de partículas gravitatorias en pleno
lumbre sedado por una onda de eclipses caídos desoladamente del cabello
pragmático y sensitivo, parece culminar con algún tipo de resignificación obstinada al abandonar las huellas de la
aterciopelada sonrisa, dibujada desde lo lejos
del espacio como una copia perfecta de ramas y dalias en el espejo, encaminado
a esta situación, habita la culpa de una grave dinamita esperanzada amenazando
con precipitarse y quemar desde arriba en cualquier instante hacia las cenizas tapizadas
de caricias recelosas, anhelando un frágil encuentro del lazo engañoso reproduciendo
el esfuerzo de pararse en la lucha como mariposa al nacer.
Quiero expirar un poco
cuando tengo frío junto al lago, llévame a jugar a las raíces del camino inmortal.
Derechos reservados de autor. Alice Perkins.
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