me guiará tu luz cristalina
bajo una lluvia de estrellas
que serán mis plumas afiladas,
clavándose en tu mirada como las más dulces espinas.
Puedo comer de ti
el alimento más puro,
el movimiento que todo hace girar en este frenesí
llamado vida y rumbo.
Cuando ya no estés indeciso,
aquí estarás.
Cuando ya no estés como un hechizo:
aquí permanecerás.
Yo te llevo en mi vida
como una herida profunda
que tiene el aroma más exquisito:
el veneno que a mi alma derrumba.
Debo encontrar tu ser
en el camino más oscuro,
debo caer,
debo brillar para encontrar tu espectro...
Tú resplandeces tanto como para no llegar a verte jamás.
Tú resplandeces tanto como para nunca alcanzarte.
Tú resplandeces tanto que debo hacerme cascadas de oro y plata.
Tú resplandeces tanto como para yo por siempre en tu luz, quedarme.
Como para en tu brillo, filtrarme.
Tú debes elevarte como un Rey dragón,
debes ser el aire corriendo por tus venas.
No me dejes otra vez sola en la cima de una montaña de hormigón:
construye conmigo en cada esquina.
Por favor, por favor en la deriva
arriba, en la deriva donde se pierde Dios a veces,
en aquel banco perfecto donde me siento a verte,
en la deriva donde aparecen los duendes: vuelve.
Por favor, por favor en la deriva
arriba, en ese instante llamado vida
en ese barco perdido,
en la deriva: quédate conmigo.
NOTA: TE AMO.
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