Incluso, morir es una elección. Muchas veces nos preguntamos qué es la muerte, y en realidad, la pregunta correcta es; ¿qué es la vida? Realmente, los que estamos vivos, los que estamos todavía aquí en este planeta, en el mundo, es porque tenemos algo que hacer, pero no como un mandato de alguien o algo, sino como la elección que implica vivir. La vida es una elección. Nunca contamines tu alma con el engaño de un entorno negativo y por más que el mundo te diga que no podes seguir, que todo lo que haces está mal, que no puedan entender tu lenguaje o que no puedan ver la verdadera belleza y grandeza de tu alma y corazón, debes saber que sólo una persona tiene que saber quién es, tiene que ver ese verdadero ser, ese verdadero espíritu, y esa persona; sos vos mismo. Sólo viéndote enteramente y continuando neutralizado del entorno que te quiere destruir, es como podrás lograr tus propósitos. Generalmente, el mundo siempre quiere evitar que la luz aparezca, a veces deja salir rayitos de luz, pero muchas otras veces; no, es ahí cuando uno es el que debe luchar para que la luz que habita en su ser (o en cualquier ser) siga existiendo e iluminando el mundo. Eso es la vida. Iluminar el mundo. El mundo necesita luz como el aire; oxígeno. Jamás te veas reflejado en alguien o en alguna situación, vete por encima, pero no como algo superior, sino sabiendo que toda la belleza que existe es tuya.
Recordá siempre lo especial que sos, que tenés talentos que debes descubrir y explotar, y sobre todo recordá cuánto vales para este mundo que sin el rayo que le da tu luz, no podría contemplar el resto de la vida.
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